Publicado por la Q´ el viernes 23 de Mayo de 2014 / edición No 84
La moda deja de ser moda, cuando se convierte un movimiento popular.
El concepto de moda como aquello que la gente comienza a lucir de forma masiva, es uno erróneo y propio de todos; confundimos “utilizar lo que está de moda” con “ser parte de un movimiento popular”. Creemos que todo lo que el mundo usa debe ser utilizado por nosotros y así garantizar la aceptación o el reconocimiento de determinado grupo social, al que como sea, debemos de pertenecer.
Estar a la moda no es portar, cuando todos en la calle lo hacen, una tank top masculina con el estampado cuarteado de la bandera de Brasil. Eso es ser consumidor y seguidor de tendencias; y no está mal, pues esa reacción es la esperada por la industria cuando se crea moda.
Desarrollar moda no es lanzar al mercado una producción, así sea en pequeñas cantidades, de leggins con motivos étnicos, solo porque es lo que están consumiendo. Eso es ser comerciante y un simple productor de bienes; y no es un pecado, es el resultado lógico de la industria de la moda.
El que vende ropa o hace moda, no es el mismo, así como no lo es el que viste prendas o construye tendencias. Ambos personajes son igual de aceptados y hasta en mucho casos, igual de exitosos; pero es claro que no pueden ser los dos a la vez. La pregunta es entonces ¿cuál quieres ser?
Para los que eligieron ser constructores de moda y desarrolladores de tendencias, estas palabras calaran en sus mentes. Para los que no, esta editorial será un ensayo pretencioso que solo busca diferenciar entre un término y otro.
Es en este punto cuando aclaro que la moda deja de ser moda, cuando es aceptada masivamente por las personas y es convertida en una tendencia exitosa seguida por todos.
Moda es entonces la creación de ese algo aceptado, el origen de ese intangible exitoso y codiciado. La moda se traduce en darle vida constantemente a un fetiche nuevo para la humanidad.
Han notado que, si las personas que admiramos, comienzan a utilizar algo novedoso y diferente, inmediatamente ese algo comienza a venderse masivamente. Y lo más importante, cómo con esa misma inmediatez, las que admiramos, dejan de usarlo y comienzan a lucir algo nuevo que no tardamos en codiciar.
Esas personas crean tendencia y entienden la dinámica de un negocio que no vende bienes tangibles, sino emociones, sentimientos y estados de ánimo; que es realmente lo que hace la industria de la moda.
Voy a graficar mi punto: Al gerente de la firma Rolex, en un vuelo de Nueva York a París, un empresario le pregunta cómo va el negocio de los relojes; a lo que el hombre le responde con un simple «no sé». El empresario reitera su pregunta, sorprendido por la respuesta, pues es el gerente de Rolex a quien le habla. Finalmente el alto ejecutivo cierra la conversación diciendo «nosotros no vendemos relojes, nuestro negocio es el lujo y la distinción y en eso vamos muy bien».
Aclarando términos, los productores y consumidores, tendrán una herramienta que les ayudara a la creación de moda, estilos y tendencias. Construiremos juntos una industria de la moda fuerte y exitosa.
By
Raúl Kinayás
Diseñador de moda.
@raulkinayas
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