UN HORROR DA PASO A OTRO, EL REINADO DE LAS VANS.

En cuestiones de modas callejeras yo llevo años rezando para que una de ellas desaparezca porque algo que empezó como una tendencia tomó mucha fuerza en las mujeres, en especial las jovencitas de las calles, porque la asociaron  a la comodidad y llegó el momento en que se volvió una auténtica atrocidad sin control y sin criterio ninguno ya que pasó a ser algo que valía por y para todo, y aunque se dice que en moda todo vale, pues no queridas, las bailarinas a la mayoría les quedan fatal.

Seguramente las bailarinas no van a desaparecer pero sí que es cierto que ya no reinan en las calles ni en los pies de las mozas de la ciudad, ya no te ves a toda la tribu de quinceañeras con los pitillo que les corta la respiración y las bailarinas, haga frío o calor, llueva o nieve, durante las 24 horas del día y los 7 días de la semana, pues sí, gracias a dios ese calzado hijo del diablo, que recoge mierda del suelo porque no tiene ni suela, que no estiliza nada y que acorta las piernas a no ser que tengas las de mi Naomi o las de Nadja Auerman, por fin, ha empezado a desaparecer de mi vista.

Adiós a los pies que parecen tortas de pascua.

Pero mi felicidad es empañada ya que como dice el dicho "A rey muerto, rey puesto" el reinado en los pies y en las calles de la ciudad es otro artículo de dudoso gusto al que yo tampoco tengo nada de simpatía y más cuando ya llega al punto al que llegaron las bailarinas, lo "malcombinan" con todo tipo de prendas y sobre todo, con todo tipo de estampados atroces, y es que las asesinas de las bailarinas han sido las archiconocidas zapatillas Vans y sus miles de primas de imitación.

La tribu de muchachas siguen yendo planas pero por lo menos llevan una suela que les resguarda un poco el pie del suelo, el agua o cualquier cosa asquerosa que haya por la calle y aunque es un calzado nada bonito la caprichosa moda ha aprovechado el tirón y las fabrica en todo tipo de materiales, colores, atroces estampados y con aplicaciones de tachuelas, lentejuelas y artilugios varios para los más molones de la peña.





Estas tienen unos colores muy monos, les doy un aprobado.



Unas primas de las Vans llamadas Andy-Z, me encanta.

Horror en los pies

Vans, Vans y más Vans acompañadas de sus primas de imitación son lo que ahora saturan mis ojos cuando paseo por la ciudad pero realmente no son ellas las que me hacen el daño más profundo en la retina, son sus acompañantes de estilismo entre los cuales están las mallas de flores, grandes o pequeñas, coloridas o suaves y las de estampados tribales a cuál de ellos más feo, creo que es una combinación muy pero que muy fea y si encima te pones unos calcetines tobilleros (al parecer se aceptan todos los colores) ya no tiene nombre.

Pero cuando tengo que cerrar lo ojos porque ya no soporto tanta fealdad junta es cuando me cruzo con alguna muchacha con sus Vans, unas medias negras tupidas y sus short vaqueros, sinceramente, la que creó esta moda debería estar en la cárcel por atentar contra la integridad del ser humano.

Y que se piense que este estilismo mola...en fin.

Tengo claro que la moda de la calle, sobre todo la de las jovencitas,  no tiene nada que ver con la que se ve en pasarelas y revistas, por lo menos revistas decentes, pero en este caprichoso negocio que se alimenta de contradicciones, me guste más o me guste menos, en cuestión de economía, la calle y la juventud es la que manda y aunque su buen gusto es bastante dudoso, son sus carteras las que consiguen los números en este tipo de mercado, así que soy consciente de que esteré algunos años rezando para que mueran las Vans y tendré fe para el próximo reinado no acabe con mi vista.



NOTA: Todos mis respetos a los seguidores y fans acérrimos de este tipo de vida y de calzado.